Hay un debate abierto sobre lo que supone esta actualización del iPad Mini. Para algunos, mantener un iPad compacto hace que sea muy cómodo de usar y transportar. Para otros, que la única novedad sea el chip A17 Pro puede no ser suficiente. En este análisis, te ayudaré a decidir en qué lado te encuentras.
Diseño: compacto, pero ¿anticuado?

El iPad Mini de séptima generación mantiene el mismo diseño que su predecesor. Si pusiéramos uno al lado del otro, no notaríamos ninguna diferencia: las dimensiones y el peso son idénticos. Además, no hereda las innovaciones de diseño de las gamas Air o Pro, por lo que sigue teniendo un grosor algo anticuado y unos marcos de pantalla más grandes de lo necesario.

A pesar de esto, su mayor ventaja sigue siendo el tamaño compacto. Es ideal para leer, navegar por internet o tomar notas en cualquier lugar. De hecho, es una de las pocas tablets de gama media-alta en este formato compacto, lo que es un gran punto a favor. Aun así, su aspecto general me da la sensación de ser un producto algo envejecido, con el único cambio estético de nuevos colores para la parte trasera.
Pantalla: sin cambios relevantes

La pantalla sigue siendo la misma que tenía el iPad Mini de sexta generación. Tiene 8,3” y no hay mejoras en brillo, tampoco es un panel OLED, y no incluye ProMotion, la tecnología de tasa de refresco variable de Apple. Esto la convierte en una pantalla sencilla, aunque suficiente para el usuario promedio que lo empleará para ocio o tareas ligeras.

La única novedad en este apartado es la compatibilidad con el puntero flotante del Apple Pencil, una función que añade un toque de versatilidad, especialmente para dibujar o estudiantes que queráis tomar apuntes.
Rendimiento: el chip A17 Pro llega al Mini

La gran novedad del iPad Mini 7 es su chip A17 Pro, el mismo que vemos en el iPhone 15 Pro. Este chip permite usar cualquier app de la App Store, incluso tareas de edición fotográfica o de video sencillas. Sin embargo, al usarlo no he sentido la misma fluidez que en otros dispositivos con este procesador.
En cuanto a juegos, funciona bien para títulos casuales, pero en juegos AAA como Assassin’s Creed Mirage muestra cortes y no ofrece la experiencia que podrías esperar en un dispositivo nuevo, aunque esto apoya mi posición de que nuevo, nuevo, no es. Su punto fuerte es el ocio: Netflix, YouTube y navegar por Safari funcionan de maravilla.
Cámara: básica pero funcional

La cámara trasera mantiene su única lente de 12Mpx, suficiente para fotos de apuntes, pizarras o ideas rápidas. En video, graba a 4K y 60fps, aunque la calidad dista mucho de la que ofrecen los iPhone. La cámara delantera, pensada para FaceTime, cumple sin destacar.
Autonomía y carga: estándar sin sorpresas

El iPad Mini sigue ofreciendo 10 horas de autonomía, una cifra estándar en los iPad. Tampoco hay cambios en el puerto USB-C, que sigue sin incluir carga rápida.
Sonido: correcto para su tamaño

El audio de este iPad Mini es correcto para redes sociales, videos de YouTube o juegos. Sin embargo, si vas a ver una película, unos auriculares pueden marcar la diferencia. Aunque esto dependerá de tus preferencias personales.
¿Qué modelo elegir?

El modelo base de 128 GB, por 599 €, será suficiente para la mayoría. Si necesitas más espacio, apostar por iCloud puede ser una opción más económica y práctica.
Conclusión: ¿vale la pena esta actualización?
No hay innovación ni sorpresas en este iPad Mini. De hecho, es la actualización más pequeña que recuerdo en un dispositivo de Apple. Para los fans del Mini que buscan un dispositivo compacto sigue siendo una opción interesante con un mejor rendimiento.

El problema es el precio: 599 € es una cifra alta para este producto. Por solo 74 € más puedes adquirir un iPad Air de 128 GB, que ofrece un diseño más moderno y características más modernas. Si tuviera que elegir, apostaría por el Air como el modelo que yo compraría por ser el más completo del catálogo actual.